Desde 1932, nacimos en la Costa Brava, en un pequeño taller en Sant Feliu de Guíxols, donde Gregori Bosacoma empezó a teñir pieles y terminó formulando una de las primeras coloraciones capilares de Europa. Ese lugar, entre mar y pinos, no solo fue nuestro origen: sigue siendo nuestro motor.
Es el territorio desde donde investigamos, desarrollamos y fabricamos cada uno de nuestros productos. Con tecnología propia, laboratorios internos y un equipo experto que entiende la ciencia cosmética como una herramienta al servicio del profesional.
Nuestra apuesta por la investigación nos permite ir más allá de las tendencias. Creamos soluciones técnicas de alta eficacia que elevan el trabajo en el salón. Innovamos desde nuestras raíces.
Ser #MadeInCostaBrava no es solo una etiqueta. Es crear desde un territorio donde confluyen naturaleza, arte, ciencia y tradición. Donde lo slow no es una moda, sino un estilo de vida. Y es, sobre todo, ofrecer una alternativa consciente y local frente a las grandes multinacionales.
Hoy, más de 90 años después, seguimos siendo una marca familiar con proyección global. Una marca que cree que la innovación empieza en la raíz, que la calidad no se negocia y que cada fórmula debe estar al servicio del bienestar —del cabello, del profesional y del planeta.
Porque no se trata solo de cuidar el cabello. Se trata de cuidar el mundo desde donde lo hacemos.
KIN Cosmetics. Desde la Costa Brava al mundo, celebramos una belleza diversa, consciente y con alma, nacida de la fusión entre ciencia cosmética e inspiración mediterránea.